sábado, 7 de marzo de 2009

Comienzo, dialogo y amenaza

Debo comenzar estas letras un poco mas despacio, debo empezar como si estuviese terminando…como si el inicio brusco de todo no existiese. Debo comenzar sin comenzar. Ya esta, ni me di cuenta y empecé, estoy por el fin del comienzo que me enjuaga para seguir escribiendo.
Se que no debo detenerme, tengo que encausar a mis dedos y a mis ideas, pero antes es menester generar un terreno donde lo escrito lo realmente sentido no se encuentre tan solo.
Ahora si, un poco más cómodas están las letras. Podría ir metiendo algo de interesante en esto.
¡Que bien! Sigo en estos puntos y apartes, entre estas letras sin todavía concretar nada. Me doy gracia a mi mismo. ¡Que terquedad esta de seguir esperando que la corriente de letras exhiba casi inconcientemente alguna cosa ingeniosa, algo que valga la pena hacer en estos segundos casi tan viejos como los minutos!
Nunca voy a llegar en prolongar una escritura en lo eterno de las horas…claro que no. Por eso acá sigo contento pero insatisfecho, me siento como en la vida misma.
Mi vida se escribe al igual que estas letras, llenando de vivencias mis minutos, los cuales, en este preciso instante, no conducen a nada. Me río de nuevo por que “mi vivir” esta siendo espejado en estas ridículas letras que no hacen más que existir.
Clara es la similitud, escribo no lo que he vivido, sino el como estoy viviendo.
¡Ojo al piojo! Parece extraño pero al escribir estas cosas resulta, de pronto, como una analogía adecuada que responde a la disculpa que le debo al tiempo por llenarlo de nada.
Y si… continúan las letras, continúan los segundos ya casi empaquetados en los prolijos minutos los cuales me miran como diciendo… "¿Nos vas a usar o podemos seguir tomando mate con la cordura?”
Jajaja. Minutos vengan que los voy a llenar de escritura pedorra, no se alejen vengan a cebarme unos mates. Dejen a esa cordura ñoña.
¡Ah! que rico el mate de la vida… el mate del tiempo transcurrido. ¡Pero que bárbaro este otro minuto que se acerca! No es tan macanudo… ¿A donde va?
“¡Hey! Minuto… veni boludo, no te calentes ponete acá…eso es, listo.
Ves nabo no estas tan vació por lo menos ya me estoy encausando en algo mas o menos con sentido. Capaz que te pida que llames a aquel minuto que esta fumando un pucho por el patio…dale llamalo que te quedan quince segundos todavía para que te puedas ir.
Eso es. Gracias ya esta, ahora son cincuenta y nueve segundos y podes descansar con los demás.
Hola minuto nuevo. ¿En que andabas? Aha, mira vos…yo acá ando, muy bien. Estaba viendo que hacía de mi vida y mientras tanto tomaba todos los minutos que andan a mi alcance para escribirlos en la cara y en los pies.
Bueno vos ya estas envejeciendo, mira la barba que te salió. Debes andar por los cuarenta y largos. En fin, anda llamando a tu hermano ese que anda por ahí…apurate que te quedan cinco segundos. ¡Dale forro! Que si no llegas me quedo sin tempo y eso, para nosotros los humanos, es la muerte.
Dale por favor llamalo no seas garca.
¡Que placer! Puedo seguir escribiendo esto que ya creo que se me fue de las manos, o de la cabeza. Disculpen tengo que saludar al minuto que amablemente se acerco.
Gracias hermano, cuidate.
La verdad es que este minuto que paso era muy macanudo, debió haber pertenecido a algún filósofo ó a algún escritor. Digo esto por que no era como los demás. Era un poco mas calmo. Se ve que los humanos comunes maltratan sus minutos, pero este no…estaba muy feliz y bien alimentadito. Parecía dos minutos más que uno, no por lo gordo, sino por lo bien aprovechado.
Cuando llegaron el cinco y el seis me dijeron que andaban dos horas masticando mi queso en la heladera…me dio una bronca. Después me sorprendo de cuan rápido se me vence la comida.
Ya no soy el mismo del principio, lo que escribo tiene un compromiso con lo anterior y con lo que viene. Estoy contento por eso.
¡Epa! ¿Y esa gorda que viene ahí? ¿Que será? Ya se, es una hora ¡Como pasa el tiempo, jajajajaja!
Hola hora ¿Como estas? ¿Te quedas un rato? Claro que si, es como preguntarle a un río si esta mojado.
Che, contame como es eso de que el parcial de mañana va a durar como tres de ustedes… ¡Me quieren matar! Haceme el favor de decirle a la segunda hora de parcial que no pase y que se ponga en la cola de las horas nocturnas.
¡Bueno, no te enojes gordi!
Así estaba charlando cuando la cordura llego y vio que mi cerebro era un desastre. Se enojo mucho y empezó a patear a todos los minutos podridos que estaban tirados por ahí tomando Sol esperando a ser usados, en lo que ya se sabia iba a ser una tarea muy laxa.
Listo, la cordura ya se fue a dormir.
Tiempo, no me limes mas… dejáme a solas con mi escrito y con mis ideas, mira como se enojo la cordura, sabes que la necesito para la facultad. ¿De que te reís?
Bueno, hace una cosa…pasa, pasa que quiero ir a comer.
Y paso nomás. Pero de pronto cuando estaba barriendo mi cerebro con una siesta, paso algo loco… un destello recubrió la forma de un almanaque que me miro diciendo;
- Tomy, ¿Que haces?
- Me estoy amigando con mi cordura…pero vos no ayudas. ¿Quién sos?
- Mira, me vine desde el futuro para decirte que estudies y que no andes al pedo que tenes que ser un buen medico.
- Bueno, esta bien solo estaba jodiendo un rato…pero ¿Quién sos?
- No soy quien. Soy cuando.
- Encantado Cuando, yo soy Tomás García Balcarce.
- Ya se, nabo. Soy el año cuarenta y cinco.
-¿En serio? ¿Voy a vivir hasta los cuarenta y cinco?
- Llegaras a esa edad, pero ponete a estudiar que sino me voy con mis consecutivos y mis antecesores y te quedas frío acá nomás.
- Bueno, al pelo.
- No le faltes el respeto al futuro, estupido. Estudia, estudia, estudia.
Bueno queridos amigos acá estoy en mi escritorio con un montón de minutos de traje bien paraditos en fila que van entrando en mi cabeza con portafolios llenos de conocimiento. De vez en cuando agarro a una docena, los pinto de amarillo y los hago imaginación.
En fin soy una mejor persona, más cuerda, más normal. ¿Qué esperaban? Fui amenazado por mi futuro, aunque eso creo que les pasa a todos los hombres responsables.

viernes, 6 de marzo de 2009

Presencia

A veces existo en la mano que levanta el alumno y otras veces en el abrazo silencioso de aquel que lo brinda. Casi nunca soy si no me ves, pero no quiere decir que no este. Me requieren para notar los avances cientificos; para acompañar a los solitarios...pero casi nunca se preocupan si estoy contento con estar siempre estando. Cuando descanso, escapando a hurtadillas, de la conciencia de ese que duerme aparezco medio a las puteadas en el marido que llego tarde del laburo. Estoy cansado de ser. La unica situacion que realmente me hace sentir funcional es en el recuerdo. Alli no tengo que esforzarme para hacer sonido; gusto; color y forma o tacto. Cuando recordas, mujer lejana, ahi existo muy joven e inmaculado; puesto que el recuerdo me redime de gasto fisico e imperfeccion. A veces los musicos me clonan por millones en sus canciones y me aparezco en forma de enamoramiento...en forma de revolucion, es decir: me hacen idea. Me gusta descansar en un concepto, me cansa tener que andar estando siempre hecho materia, hecho ejemplo...mi fin en las personas es quedar existiendo como eterna y verdadera esencia intelectual. Aclarando, debo decir que prefiero estar en la reflexion que reza "como me gusta que comprendas mi debilidad", que en un beso en la frente. Soy la presencia y ahora es cuando existo. Soy Tomy, les dejo mi cariño...en cuanto a mis letras he decidido suicidarlas diciendo; "Chau, fuerte abrazo"

Hombre en pena

Estaba en su mirada, todo lo que en él quedaba de humano. Ella iba dirigida hacia la nada que describe un ser cabizbajo que a tientas sostiene ese vaso de vino ya feneciendo con la misma angustia que era ingerido. Así estaba un cuadro que podía ser pintado solo por un alma muy comprensiva; pues solo esa virtud era la que lograba describir la escena.
En un mostrador, su cadalso de elección, desplegó sus penas sin hacerlas palabras... solo mirada.
El vino que ahí se balanceaba de vez en cuando se hacia amigo entrando en su garganta producto de un movimiento no tan mecánico, sino mas bien meditado y pensado, como si de una puntada quirúrgica al corazón se tratase. De este modo el vino era menos liquido y mas amigo, menos materia y mas esencia, mas sustancia y hasta, quien sabe, divinidad.
Pero aquí no había un amor despojado de sus expectativas, un amigo que abandona sin escrúpulos la definición de lealtad, una empresa que fracasa o un país que entrega su identidad a otro. A esa mirada no la habían forjado cosas en las cuales el entendimiento cotidiano se puede alojar cómodamente y así, muy fácilmente, asentir mecánicamente exigiendo esperanza al victimario de tales cuestiones mencionadas. Acá la cuestión era no tan aguda, no tan simple.
Pareciera que esa mirada le habían estado sumando durante toda una vida muchos kilos de amarguras.
Pero yo podía dejar de mirar, dejar de ser un enojoso admirador del sufrimiento; mas no...no era humano dirigir la mirada a aquella mujer, a aquel dictador televisor que invitaba a fanáticos del fútbol a esa final de la copa América. Debía contemplar la intimidad de lo físico; la observación de lo menos material del hombre; la mirada y las palabras. Estando estas ultimas ausentes, solo quedaba la primera como afirmación de sentimientos ajenos.
Ya con la intriga arrebatando mis riñones, me levante y fui a preguntar.

- Oiga amigo, estuve mirando que anda medio preocupado, y la verdad es que me agarraron ganas de saber que le andaba pasando...si no le molesta, me puede contar que pa escuchar soy mandado hacer- dije sonriendo amablemente como para no parecer entrometido.
- Eh, no tabien...no pasa nada hermano, cosas de la vida ¿Vio?
- ¿Algún problema con la patrona?- me anime a indagar frunciendo el ceño con la picardía de aquel que se jacta de conocer a las personas.

Ahí mismo realizo un paroxismo resoplando y levantando flojamente los hombros como aquel que se quiere sacar un loro del hombro. Pensé que había dado en la tecla, pero súbitamente empezó a negar rotando mucho la cabeza e inclinando, muy pensativamente, el vaso que ya no tenia mas que un culito de vino.

- Usted comprenderá compañero - dijo de modo activo, como colaborando con mi terapia - que en la vida a uno le van cargando experiencias en la espalda y a veces parece que no se es tan fuerte como pa poder acarrearlas. Como una mochila ¿Entiende?

Por primera vez levanto la mirada y me miro a los ojos y note que eran de verdad tristes. No sabia que hacer; por eso, sabiéndome sensible comprendedor de analogías, le dije...

- Parece que a usted le han cargado unos varios kilos compañero- empecé medio jocoso como para desdramatizar la escena- mire yo tenia un amigo al cual se le murieron los padres una noche en un accidente de autos, uno de sus hermanos murió de cáncer y la mujer con la cual se caso, lo engaño con el vecino y ahí anda lo mas campante viendo el partido como si recién hubiera nacido- Y señale al Pilón, un amigo que realmente era un meado por manadas enteras de elefantes...y que, aun así, seguía con esa felicidad tan falsa que este tipo de personas tiene. Pero alegría al fin.
- Si, el partido- esbozo no tanto con su voz, sino mas bien su dolor que ya era parte de sus gestos.

Ahí nomás sentí que era un incomprendido y decidí atacar por la comparación mentirosa de mi vida con la de él...pero antes de que yo arranque con mi estrategia golpeo muy fuere el mostrador con el puño y lagrimeando grito, arrojando el vaso al piso;

- ¡¿Pero me podes decir como mierda un delantero, profesional, ídolo en el fútbol europeo se pierde ese penal contra Boca?! ¡La re putisima madre que lo remil parió!

Ningún vino divino, ninguna mirada y nada de comprensión. El penal se lo erró por que así es el fútbol y este hombre no sufría, sino que lamentaba lo que otros esa misma noche festejaban alejados años luz de mi descripción.


miércoles, 4 de marzo de 2009

El Conserje

Nota: Se invita a leer este relato con el tango Yira-Yira de fondo. Por favor en la version de Gardel
Duele comprobar que todo terminó, repitió el Conserje evocando un gran tango.
Le gustaba, seamos sinceros, andar parafraseando tangos cual suspiro. Pero mas le urgía, al Conserje, repetir las estrofas de tangos que se adherían a sus situaciones vividas o sufridas.
Duele comprobar que todo terminó; sonrió y el humo del cigarro salio despedido como con odio por la parte lateral de su boca.
La tarde anterior no pudo haber sido mas empírica para su corazón y tan cruel para su razón. Cual científico desquiciado que ve hecho fenómeno sus suposiciones teóricas, la cohorte de tangos escuchados festejaban al ver como las situaciones del Conserje se iban acercando cada vez más a sus letras. Acercándose a sus esencias.
Los tangos correteaban por la vida del Conserje llenándose de mucho sentido, regocijándose pletóricos de realidad resucitando cíclicamente en cada tarde de este Conserje que solo penas podía cosechar de sus situaciones.
A veces, mientras la tarde se quitaba el sombrero ante la luna, él acomodaba sus pantalones y pensaba satisfecho... casi feliz, o acaso siendo cínico; “Por lo menos nunca fui a Paris” y así, en simultaneo, en sus corredores cerebrales, Anclado en Paris se moría desnutrido.
¡El Conserje, que tipo!
Hasta cuando tuvo plata y mujeres era un hombre con tangos proliferando en sus sinapsis. Casi adrede un pingo remolón, en el Pellegrini, lo dejo en Pampa y la vía en un par de carreras.
Ya promediando una noche fue esa pebeta arrabalera la que sacudió su percepción donde las madreselvas se empeñaban en atraer al que se las daba de “niño bien”, para engatusarlo como un sirena porteña hacia las caderas de esta mina que solo tuvo reparo en la billetera del futuro Conserje.
El Conserje antes, claro esta, no lo era. Los tangos se daban panzadas de realidades demasiado verdaderas; astutos conspiraban para que la biografía de este tipo se pueda simplemente leer en cualquier obra del Zorzal, de Edmundo, de Julio, del Polaco, de Aníbal, y de quien sabe cuantos mas.
El Conserje escuchaba tango y se emocionaba, el tango era su vida y eso a él no le desagradaba pues es muy llamativo como las penas pueden cautivar al corazón, como el dolor o la infelicidad tienen eso de húmedo y lúgubre que a veces se torna cómodo y hasta calido.
El Conserje sigue dando baldazos y silbando, sigue meta y ponga con los tangos, meta y ponga con su vida. Ahí va el Conserje lagrimeando feliz un Yira-Yira que hasta el mas feliz de los optimistas o el mas empedernido de los críticos, sucumben ante esa voz que Carlitos empuña para matarnos desangrados en el adoquín de Buenos Aires, disfrutando como nos convence de no esperar nunca una ayuda, una mano ni un favor.
Ahí se queda el Conserje tanguero, sintiéndose retratado en esas letras.
Pero yo lo veo y noto algo muy certero…lo veo esperanzado, realmente esperanzado de escuchar el tango cuya letra ya nunca pueda terminar de escuchar. Solo espera escuchar esa letra.

martes, 3 de marzo de 2009

El silencio de la pala...

Nosotros somos hombres y mujeres. Obviamente eso somos. Somos nosotros los que gastan papeles para inmortalizar un hecho en el tiempo; para valerse de algo, o simplemente, para mantenerlo escrito y luego jactarse de que esta en un papel.
Cuando escribimos, nosotros, hombre y mujeres, sabemos que lo hacemos con un fin y en consecuencia de un principio. El fin es incierto, el principio deducible y lo realizado… profundamente criticable.
Ahora bien, yo estoy escribiendo estas palabras con un fin aparente, siguiendo con lo previamente citado. Esto que escribo lo único que no tiene es principio, no señor. Eso se debe a que nada me motivo a hacerlo.
¿Acaso tenemos nosotros, los hombre y mujeres, que recurrir a la causalidad para llenar una hoja de pensamientos, de pasiones, de música, de arte, de critica de… de nada?
Mis dedos me miran preguntones en base a lo contradictorio de mi escrito, se miran entre si y fruncen sus ceños exigiendo explicación. No la encuentro queridos dedos, solo les pido que sigan y sigan pues mi razón esta secuestrada por un grupo anárquico de pensamientos que desean salir.
Hombre y mujeres, mujeres y hombres que escriben se juntan en un cuarto a dialogar sobre esto y no llegan a ninguna conclusión, es mas, algunos se golpean entre si. El cuadro triste es contemplado por toda la humanidad la cual comienza a llorar y a maldecir por aquellos hombres y mujeres que escriben, los cuales se están matando entre si, dejando al mundo en un eterno y silencio de palabra escrita.
La faena humana termina con fatal éxito, los presidentes se unen en cumbres a dialogar sobre quien ahora va a escribir los libros de colegio, los informes policiales, los almanaques, los diarios, las revistas, las paredes y demás.
En eso un presidente intenta escribir una notita para su secretaria instando a que esta ultima le traiga un café, mas no tuvo final dicho acto, dado que en la última letra de la nota la tinta se iba borrando como por arte de magia.
Lleno de horror el mundo estaba en jaque. No había forma de transmitir ideas, de mandar mails, mensajes, de hacer llorar, de revolucionar almas, de predicar religiones. Las líneas telefónicas se saturaban, los barcos se dirigían a cualquier lado y el hambre acudía a las más yertas tierras.
Hasta que un día un pibe de un colegio de paternal logro escribir “puto el que lee”, y de esta forma se corto la racha de no escritura en el mundo. Pero no fue tan así dado que el único que logro escribir fue ese niño feliz, el cual comenzó a ganar millones de euros y dólares mandando mensajitos de texto a gente rica, mails de una madre desesperada a un hijo lejano, panfletos de ciertos grupos políticos, etc.
Indalecio escribía 17 horas por día y comía mal. Estaba todo el tiempo mandando comunicados importantes, accediendo a pedidos, sufriendo presiones, salvando vidas y nunca podía jugar.
Un día se levanto de su casa de oro macizo, que el gobierno de Marruecos le obsequio por lograr firmar un tratado con Inglaterra sobre un embarque de servilletas, y no quiso trabajar mas.
Ese día se dice que tomo una hoja de carpeta y una lapicera y comenzó a redactar una carta a su enamorada, que vivía a solo dos cuadras de su antigua y humilde casa. Nadie sabe que paso después, nunca nadie se pregunto que fue de la vida de Indalecio.
Aparentemente el gobierno de Perú logro renacer la escritura Incaica la cual es dialecto mundial por estos días.
Se acabo el ruso, el mandarín, el español y el ingles, ahora todo el mundo habla quechua y ya nadie escribe más de lo necesario.
Ahora el mundo se comunica con avanzados sistemas de comunicación oral, los exámenes son con grabadoras de última generación, los países del mundo pagan enormes derechos de autor a la comunidad Inca la cual ahora gobierna con su MXXII Rey.
De Indalecio se dice que tiene una casa en Palermo y que dono la de oro para un comedor municipal, vive en su casa y su mujer es aquella que fue beneficiada con la carta de amor más breve y pasional que el hombre ignoro jamás.
El mundo ahora es otro y funciona como nadie jamás hubiese imaginado, no hay guerras, no hay hambre. Pero Indalecio fue olvidado y se dice que es el único que puede escribir en español y el único que tiene poesía en sus manos, es el único y nadie lo conoce ya.
Claro esta que el mundo no le importa el amor escrito, claro esta que el mundo funciona feliz sin escritores. De hecho cuando alguien surge por ahí con una novelita de amor el estado del país en cuestión lo censura, no sea cosa que se genere la guerra de hombres y mujeres que pueda llevar a el silencio de palabra que la humanidad sufrió.
Ahora se escribe, pero no se trasmiten ideas, ahora se escribe, pero no hay libros. Todo anda bien, pero sin alma.
Ahora el temor a aquella guerra pasada queda muy vivo, y ni hablar cuando un cualunque pasa por la Plaza a la Miseria en Barcelona, donde un monumento hecho en tamaño enorme realza la batalla de aquella vez.

Cosme

Nota: Este relato debe ser leído escuchando a alto volumen la canción “Ojala que llueva café en el campo” en la versión de Café Tacuba y no otra.
Para él, de pronto, todo parecía posible; lo bueno que podía obtener era muy cercano y las consecuencias adversas de sus actos se le presentaban como protestas borrachas de una prudencia discriminada en el sublime acto de la valentía.
La música empujaba la cabecita de Cosme que en dos aplausos entro al ruedo meneándose y arrugando mucho el ceño como compenetrado. Todo heroico se sentía por que el dragón de fuego eran dos metros de distancia y su princesa estaba ahí con las polleras al viento. La preciosa figura femenina meta girar y asustar al equilibrio que, sosteniéndola a tientas, describía el arte de la danza.
Cosme, pasito de aca y patadita de allá, viene con la música suspirando las silabas finales de los versos por no saber la letra. Y vamos carajo que arranca un pasito y otro frenando para seguir el compás que cobraba el impuesto al valor que genera un violín y un buen guitarrón.
Los amigos de Cosme se codeaban como diciendo mira a ese infeliz (se dice que algunos hubieren querido advertirle). Pero en otro circulo de realidad, el “Pulguito” Cosme, empezó a mirar mas fijecito a la prendita que ya estaba a tiro de palma.
El hombre que acompañaba a la muchacha había ido a comprar unos tragos para él y ella. El Pulguito, recién llegado al metro cuadrado donde reinaba la plenitud, ahí nomás, tomo la perfecta cintura de la guapa Leonor. Cabe describir los dedos bien abiertos para abarcarla toda; para abrazar por un ratito al mundo de la silueta perfecta; la línea que al palparla uno entra en el exquisito mundo del tacto femenino.
Solo una mano bien firme en la cintura bastó para que se interrumpa la inhalación de Leonor que miró como quien se asusta de una cosa y después se sorprende pero sin miedo, como con acatamiento.
La historia de la otra mano se debatía en un balanceo suelto, como la mano de un alpinista que busca otra roca de donde asirse a su montaña elegida y perfecta...montaña de la cual uno no puede caerse.
La mina sonrió y Cosme estaba en la exaltación feroz de su vida, todo se congela y solo avanza la mano extra. Todos pensamos y enamoramos nuestra imaginación, los vasos se congelan a centímetros de las bocas, las miradas parecen que miran a Cosme y a la guapa mujer del baile en Sinaloa.
Así termina el relato y la vida del Pulguito; con el trayecto final de su mano desocupada.
Algunos dicen que le acaricio el pelo pero a mi me gusta mas la idea de beatificar a Cosme en su natural voluntad de tocar tetas.
FIN

lunes, 2 de marzo de 2009

La maldicion del Rata

Un paso y otro. Una calle y otra. Un bondi, el taxi, la bocina y el bondi acelerando. Primero nada y después solo un poco y dentro de un rato seria todo.
La mina estaba normal pero tenia en la compresión anti-moscas en los labios que me sugería intriga. Empecé a seguirla y luego a acompañarla sin que se diera cuenta… en eso me dije; ¡Upa, que buen culo!
Mas tarde reflexioné acerca de su altura un poco mayor que la mía y sobre sus hombros…debería ser nadadora asumí contento, y seguí a la par.
Que buenas gomas inferí, luego de hacerme el boludo mirando una vidriera en un semáforo. Media narigona a mi parecer pero debería ser de descendencia griega, o algo turca quizás (La turquita, recuerdo haber suspirado).
Un paso y otro, la nada comenzó a tomar color.
Un taxista camarada se digno a gritarle un “¡¡¡Mamita!!!” lo cual me puso contento, pues mi percepción ya era apoyada por un agudo conductor cuya vista para con las mujeres, como es sabido, es siempre criteriosa.
Un pollera bastante avara circunscribía sus muslos por cierto un tanto musculosos, nada que en una buena jugadora de hockey pudiere extrañarse. Continué con mi vida al pedo mientras succionaba la imagen de esa mina fuertona que andaba por Córdoba y Callao.
Un pareja que pasaba en sentido opuesto al nuestro se sonrojó con ojos oscilantes al ver a mi objetivo…me produjo duda el porque de esa actitud pero debería ser por algún hilito que le colgaba de su pollera.
Algo fue bastante extraño cuando, por la plaza que hay en frente del Palacio Pizzurno, a unos pibes se les fue la pelota casi para la calle…mi chica hizo un movimiento bastante agraciado futbolísticamente para ser mujer…luego la levanto con el pie hizo tres jueguitos cortitos y la agarro de aire dejándola en las manos del gordito que atajaba. Mucha categoría.
A lo lejos a casi una cuadra, no lo van a creer, venia el Rata un amigo que tiene una cabeza importante, la cual, sin exagerar, le da la condición de ser reconocido a una cuadra.
Cuando se esta por cruzar con mi chica le digo, tomándolo de la panza con las manos en garra… ¡Rata puto! Se exaltó riendo muy travieso…pues él me quería joder a mí, alegando, mentiroso, que él primero me había reconocido.
En fin…lo que sigue es desconsolador y surge de las palabras del Rata…
- Che, boludo… ¿Viste el trava que venia al lado tuyo? Impresionante cada vez es más jodido darse cuenta.
- Jajajaja Rata pajero, yo me di cuenta al toque. Se ve que tenes que pegarte una vueltita por los bosques.
Y bueno cosas que pasan…los travas de hoy en día no son como las minas…perdón, como los travas de antes.